LAS COLUMNAS J Y B QUE ADORNAN
NUESTRO TEMPLO
Ya sea en el arte o la
arquitectura, las dos columnas representan símbolos arquetípicos de una entrada
o paso hacia lo desconocido, hacia lo oculto.
Se
puede encontrar en las antiguas civilizaciones de la antigüedad el concepto de
dos imponentes pilares en la puerta de los lugares sagrados (algunos argumentan
que este concepto tiene su origen en la más remota antigüedad, seguro alguna
escuela de misterios fue la fuente perdida del conocimiento hermético).
Las
columnas marcan el paso en lo desconocido y el otro mundo. En la antigua
Grecia, los nombres de las columnas de Hércules aplican a promontorios que
flanquean la entrada al Estrecho de Gibraltar. La columna del norte es el Peñón
de Gibraltar en el territorio británico de Gibraltar. Columnas de Hércules
mantienen el paso hacia lo desconocido Dependiendo de la versión de Platón, el
reino perdido de la Atlántida estaba más allá de las Columnas de Hércules, de
colocarlo finalmente en el reino de lo desconocido. Una tradición dice que las
columnas de avivamiento llevaban una advertencia Nec plus ultra, advirtiendo a
los marineros y navegantes no se cruzan. Simbólicamente, más allá de las
Columnas de Hércules puede significar salir de la impureza del mundo material
para entrar en el reino superior de la ilustración. Las dos columnas
denominadas las Columnas de Hércules en la antigua Grecia se situó en la puerta
de la esfera de iluminación El frontispicio de la' Nueva Atlántida de Sir
Francis Bacon, que representa las columnas de Hércules como puerta de entrada
al nuevo mundo. Según tradiciones ocultas, la Atlántida era una civilización
que surgió todo el conocimiento hermético. El renacimiento de este reino
perdido era el sueño de las escuelas de misterio durante siglos. En la
Masonería y Entre los masones, el uso de términos J y B proviene de la
versión bíblica del Templo del Rey Salomón.
La historia del templo del rey Salomón es de
gran importancia en la masonería, porque cada detalle del edificio tiene un
significado esotérico significativo.
Deseo
compartir con Uds. lo que pude investigar sobre las columnas gemelas a la
entrada de nuestro templo. Investigación basada en una cuidadosa selección de
información que fui encontrando, confiando en sus autores.
La
información que encontré, aunque en su mayor parte es coincidente, se basa en
dos fuentes distintas: la bíblica e
histórica sobre las columnas del
Templo del Rey Salomón y la
masónica basada en escritos de miembros de la Masonería. Iremos entretejiendo a ambas para tener una visión
más completa.
Las Columnas
de nuestros templos tienen sus raíces en las del Templo del Rey Salomón y la tradición Templaría, en cuyos templos
también se erigían pares de columnas marcadas con las letras J y B.
Empecemos
por la información bíblica:
Cuando los hebreos volvieron a la tierra
prometida, el rey David comenzó a construir el Templo de Jerusalén, el Templum Domini (El Templo del Señor).
Tras la
muerte del rey David, su hijo el
rey Salomón, prosiguió la
construcción del Templo en el Monte Moriah.
En la obra, Salomón contó con la ayuda de un amigo
de su padre David, el rey Hiram de Tiro, Fenicia, en el siglo XI A.N.E.,
quien aportó una cantidad de material considerable para el edificio. El rey Hiram de Tiro por último, le
envió a Salomón un artista en
quien moraba el espíritu de la Sabiduría. Hijo de una mujer de la tribu Neftalí, su nombre también era Hiram (vida eterna) Abiff, (padre mío), Hiram Abiff (Padre Hiram) era un
maestro masón, y según la Biblia era lleno de sabiduría, de
entendimiento y de conocimiento para hacer toda suerte de obras de bronce; y vino al rey
Salomón, y fue quien hizo para él toda su obra.(I Reyes, 7, 14). La leyenda dice
que los tres, el rey Salomón, el
rey Hiram e Hiram Abif eran
maestros masones.
Y sobre la
evolución de la obra, la Biblia
nos dice:
“Hiram Abiff fundió dos columnas de
bronce. Tenía cada una dieciocho codos de alto (8,10 metros), y un hilo de doce
codos (5,40 mts.) era el que podía rodear cada una de las columnas. No eran
macizas, sino huecas; el grueso de sus paredes era de cuatro dedos. Fundió
capiteles de bronce para encima de las columnas; de cinco codos (2,25 mts) de
altura uno y de cinco codos de altura el otro… Erigió primero la columna de la
derecha y le dio el nombre de Jaquín,
y luego la columna de la izquierda y le dio el nombre Boaz. Como remate de las columnas había una especie de
lirio. Así fue acabada la obra de las columnas”. (I Reyes 7, 15-22). Según el
Antiguo Testamento, tras esto, Hiram
Abiff preparó más decoración del Templo, fundiendo las obras en una
explanada cercana al Jordán. Las
columnas también fueron decoradas con cadenas y dos hileras de 200 granadas.
Las columnas
masónicas que conocemos son muchos menores en tamaño, aunque proporcionales.
Con respecto
al espacio hueco dentro de las columnas de algunos templos masónicos,
aparentemente en ciertas épocas fue usado como repositorio de rollos
constitucionales y diversos documentos.
Con respecto a las granadas,” que también podemos ver en nuestros templos, con la exuberancia de sus
semillas simbolizan abundancia y
fertilidad.
En el caso
de las columnas del templo de nuestra logia, hay una serie de granadas rodeando la base de las esferas. Esta fruta tenía
asociaciones místicas en la antigüedad.
Para la masonería denota esa abundancia que es el fruto de una utilización
sabia de los dones que recibimos. Y que teniendo en la mira el progreso
de la humanidad, intentaremos elevar el nivel de nuestra vida moral y social, y la de quienes nos rodean.
Con respecto
al texto bíblico leído, hay varios puntos a notar. Uno es que en aquella época
era costumbre determinar los puntos cardinales parándose mirando hacia el punto
del sol naciente y saber que el sur estaba hacia la derecha y el norte hacia la izquierda, por lo
que sur y derecha eran sinónimos, al igual que norte e izquierda. El otro punto
es que cuando se habla de Jaquín
en el lado derecho o sur, se está hablando de que se está ingresando al templo
desde el oeste.
Josefo clarifica
esto cuando dice “Una de las columnas
él colocó a la entrada del pórtico a la izquierda y la llamó Boaz”. La palabra “entrada” deja claro de
qué punto se está mirando las columnas. Especialmente porque estas enormes
columnas estaban al frente del templo. De paso, es también digno de resaltar
que esa enorme visibilidad de las columnas deliberadamente contrastaba con la
invisibilidad de las cámaras interiores fuera de la vista de los profanos.
En nuestra logia las columnas sólo se ven desde adentro y vemos la columna con la letra J a
la izquierda, pero al entrar esa columna está a la derecha y al sur como en el
templo de Salomón.
Es
interesante mencionar además que en el siglo 18, ambos vigilantes se ubicaban
al occidente, de frente al oriente, cercanos a cada una de las columnas que les
corresponden hasta hoy y que se asocian a los dos primeros grados.
Algo más que
podemos anotar con respecto a este texto es que parece que era costumbre en
esos pueblos darle nombres a objetos sagrados. En el libro de Éxodo dice: “Y Moisés edificó un altar y llamó su nombre Jehovanisi”,
que en hebreo antiguo significa “las
vestiduras sagradas de Dios“.
Esto nos
está diciendo que estas columnas deben haber sido objetos de sacramentos
sagrados en relación con los nombres que se usaban para denominarlas.
En el caso
de las columnas, el nombre Jaquín está formado por “Jah” que es una forma acortada de Jehová o Yahvé y “aichin” que significa “establece”, por lo que el
significado de Jaquín sería “El
establece” o “Será establecido”. Y da idea de firmeza.
Por otra
parte, Boaz está formado por
“Bo” que significa “en El” y “Az”, “fortaleza“, o sea “en
El está la fuerza“.
Otra teoría,
y siguiendo con la información bíblica, dice que cada una de estas palabras es
la primera de una inscripción que entera decía:
”Que el Señor establezca
(Jaquín) el trono de David y su reino para siempre y entonces en la fortaleza
(Boaz) del Señor se regocijará el rey”. Esta teoría, aunque es lógica e
interesante y quizá haya sido el espíritu de las palabras, no es la impresión
que dan los textos bíblicos que simplemente citan los nombres de las columnas
como si hubieran sido nombres personales. Lo cual da lugar a otra teoría que
dice que realmente eran nombres de personas. Jaquin era el nombre del asistente del Sumo Sacerdote que oficiaba
en la dedicación del templo y se asocia con Salomón y Boaz era
el del bisabuelo del rey David y
obviamente se asocia con David.
Después de la destrucción del primer templo, como se interpretaba que las
columnas simbolizaban el apoyo divino al establecimiento de la dinastía davidiana, en la reconstrucción
no se les dio importancia.
Lo
encontrado en las fuentes masónicas me llevó a la suposición personal que como Hiram era considerado el primer
maestro masón haya tenido motivos esotéricos para elegir esas palabras. Como
por ejemplo aludir a que las columnas sean un símbolo de fortaleza y firmeza e
inclusive protección.
Jakhine es el nombre de una de las dos columnas de bronce que estaba en
el Pórtico del Templo de Salomón donde los Aprendices se reunían para recibir
su salario.”
Un último
dato, antes de llegar a las conclusiones, sobre las columnas de algunas logias se dibujaron los globos celeste (derecha) y terráqueos (izquierda). Es lo que
representan las dualidades del cielo y la tierra, el espíritu y la materia que en el portal de ingreso parece es muy significativo.
En
conclusión, , las columnas, materialmente no tienen valor estructural al estar
erigidas libremente en la mayoría de los casos y ciertamente en el caso de las
que estaban delante de la entrada del templo de Salomón puesto que no sostenían ninguna estructura. Tampoco parece
de gran relevancia su aspecto desde un punto meramente ornamental o su posible
uso como repositorios de documentos.
Así que el
mayor énfasis lo ponemos sobre el valor simbólico e inspiracional. Nos resulta
obvio que las columnas constituyen un
portal muy firmemente establecido y fuerte, que claramente separa el mundo
profano de la cámara interior, en la que los masones realizamos nuestros
trabajos lejos de “la indiscreción de los profanos”.
Las Columnas
son importantes, como en las
coronaciones de antaño, en el momento de la iniciación, porque ha habido un
ingreso o crecimiento masónico que indica que uno está pronto para un
renacimiento espiritual y por lo tanto debe pasar entre columnas ingresando a
un nuevo nivel de conciencia, con la comprensión de que lo que necesita es el
firme control que una de las columnas representa y la fuerza representada por
la otra, sabiendo que control sin fuerza es tan fútil como fuerza sin control.
El candidato avanza con fuerza y poder, pero
guiado por la sabiduría y el control. Se eleva por el poder que está en él, pero llega por la sabiduría de su corazón. Desde este punto
de vista, parece irrelevante si las columnas miden 8,10 metros o si tienen
globos, tazones o lotos encima. Sí es cierto que los pares de columnas,
obeliscos o esfinges eran comunes en la antigüedad y representaban la dualidad,
las fuerzas gemelas en toda la creación, guardianes del templo, portales
simbólicos, una conexión entre el cielo y la tierra.
Entonces parece que la lección está allí, en las
columnas mismas, el significado del símbolo ha ser leído, comprendido e
incorporado, que las columnas representan silenciosamente.
La verdad
que nos enseñan, tan valiosas hoy como cuando fueron erigidas en los primeros
templos, de la necesidad de establecerse sobre un firme cimiento y a través de
la fuerza para emerger victoriosamente de todas las luchas de la vida.
Para
terminar, el iniciado en la antigüedad veía el espíritu de Dios en el obelisco o columna.
El iniciado
masónico moderno puede ver en las dos columnas el portal de la senda a hollar
por todos los hombres durante su existencia terrena, los medios por los cuales
puede viajar un poco más lejos, un poco más alto hacia la cámara secreta de la
vida en la que mora la presencia invisible, la voz del silencio, la luz que ilumina el sendero y la sabiduría.
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