LAS COLUMNAS J y B DEL TEMPLO.
BREVE RESEÑA HISTORICA y SIMBOLISMO”
Ambas
columnas son llamadas gemelas por tener las mismas dimensiones y altura, sin
embargo no son idénticas, cada una tiene adornos y peculiaridades que las hacen
distintas, comenzando por las iníciales incrustadas en ellas: J y B.
Las
mencionadas poseen un mismo nacimiento u origen, en el Templo de Jerusalèn,
obra iniciada por el Rey David y culminada por su hijo Salomón, quien con la
ayuda, según la mitología de otros dos hombres
acabaron con la Gran Obra, también conocida como El Templo de Salomòn,
estos tres hombres eran MM:., de ahí el nexo inseparable entre este y la
Masonería, presente por medio de relatos, fabulas e incluso anécdotas
históricas estampadas en la Biblia sin olvidar a la ritualista.-
La
primera en ser erigida fue la columna J y luego la columna B, se consideran dos
hipòtesis, principales, para el origen de estas iniciales. La primera hace alusión a una antigua inscripción: ”Que el Señor establezca (Jaquín)
el trono de David y su reino para siempre y entonces en la fortaleza (Boaz) del
Señor se regocijará el rey”. La segunda
es la que defiende a J y B como nombres de hombres, en este caso, Jaquin quien fue el asistente del Sumo
Sacerdote que oficiaba en la dedicación del templo asociado con Salomón y Boaz fue
el bisabuelo del rey David y se asocia con David.
Después de la destrucción del primer templo, por los babilonios bajo el reinado
de Nabucodonosor II, como se interpretaba
que las columnas simbolizaban el apoyo divino al establecimiento de
la dinastía davidiana, en la reconstrucción no se les dio importancia. Lo único
que sobrevivió a la destrucción babilónica fue una granada del tamaño de un
pulgar, que se cree pertenecieron a una de las columnas del Templo. Esta
Granada fue símbolo de FERTILIDAD y ESPERANZA en la antigüedad, para
la masonería denota esa abundancia que es el fruto de una utilización sabia de
los dones que recibimos. Y que teniendo en la mira el progreso de la humanidad,
intentaremos elevar el nivel de nuestra vida moral y social y la de quienes nos
rodean. Ambas columnas se encontraban en el exterior del templo, J a la derecha
y B a la izquierda.
A diferencia del Templo de Salomòn, en Log:. Las
columnas se encuentran en posición inversa, es decir la B a la derecha y la J a
la izquierda, además se sitúan dentro y no fuera del templo.-
Buscando un significado y simbología dentro del
origen o etimología de las palabras
JAQUÍN y BOAZ, encontramos que el primero está formado
por “Jah” que es una forma acortada de Jehová o Yahvé y
“aichin” que significa “establece”, por lo que el
significado de Jaquín sería “El establece” o “Será
establecido”. Y da idea de firmeza y fuerza. Por otra parte, Boaz está
formado por “Bo” que significa “en El” y “Az”, “fortaleza“,
o sea “en El está la fuerza“.
Juntando ambos significados, que influencia
tendrían en un iniciado?, còmo podrían servir estas columnas en la vida
profana?.
Si cada Masòn es columna, hacedor de su propia
vida y destino, es quien por libre albedrio y conciencia de su libertad, se
conduce hacia los senderos que el mismo escoge (columna J), por lo que en la vida diaria y cotidiana, impera la
necesidad de estar fortalecidos en las creencias, convicciones y objetivos
trazados con ética y humildad, para que ser espejos de lo que la Masonería en
realidad pregona, libres de vicios como el fanatismo y el ego, para lo cual la
FUERZA, CONSTANCIA y FORTALEZA son ingredientes inalienables de todo iniciado
(columna B) para no caer en la profanidad de las acciones. Portar un Mandil,
independientemente al color o los arreos que se adornan en Log:. conlleva la
responsabilidad intrínseca de que los actos en la vida profana reflejen los
valores pregonados en esta carrera masònica, la cual no se trata de distancia,
es decir de cuantos grados se pueden llegar a alcanzar y si de resistencia
o sea lucha constante, para pelear con el peor enemigo que tiene todo ser
humano, y es el mismo.
La
Columnas, poseen un valor simbólico e inspiracional. Nos resulta obvio que las
columnas constituyen un portal muy firmemente establecido y fuerte que
claramente separa el mundo profano de la cámara interior en la que los masones
realizamos nuestros trabajos lejos de “la indiscreción de los profanos”.
También son importantes, como en las coronaciones de antaño, en el momento
de la iniciación, porque ha habido un ingreso o crecimiento masónico que indica
que uno está pronto para un renacimiento espiritual y por lo tanto debe pasar
entre columnas ingresando a un nuevo nivel de conciencia, con la comprensión de
que lo que necesita es el firme control que una de las columnas representa y la
fuerza representada por la otra, sabiendo que control sin fuerza es tan fútil
como fuerza sin control.
El candidato avanza con fuerza y poder, pero guiado por la sabiduría y el
control. Se eleva por el poder que está en él, pero llega por la sabiduría de
su corazón. Sí es cierto que los pares de columnas, obeliscos o esfinges eran
comunes en la antigüedad y representaban la dualidad, las fuerzas gemelas en
toda la creación, guardianes del templo, portales simbólicos, una conexión
entre el cielo y la tierra.
Entonces parece que la lección está allí, en las columnas mismas, el
significado del símbolo a ser leído, comprendido e incorporado, que las
columnas representan silenciosamente.
Ambas columnas se perciben además, como las piernas de la Madre Logia que
pare al Neófito por la sabiduría de Hermes, el gran iniciador y por Pitágoras
el instructor gnóstico.
En otro orden, estas dos columnas del Templo Masónico simbolizan también la
dualidad presente en la creación, la multiplicidad en que se manifiesta la
Unidad al reflejarse a sí misma.
La misma dualidad que representan los principios activo y pasivo en el
Azufre y el Mercurio; el yang y el yin, las fuerzas expansiva y contractiva o
centrífuga y centrípeta que rigen todo movimiento binario. Así como igualmente
lo hacen el día y la noche, el Sol y la Luna y también, en un aspecto,
simbolizan la Luz y las Tinieblas. Lo masculino y lo femenino que diferencian
todo lo creado y definen sus características y en definitiva todos y cada uno
de los pares de opuestos que uno pudiera nombrar.
El iniciado masónico moderno puede ver en las dos columnas el portal de la
senda a hollar por todos los hombres durante su existencia terrena, los medios
por los cuales puede viajar un poco más lejos, un poco más alto hacia la cámara
secreta de la vida en la que mora la presencia invisible, la voz del silencio,
la luz que ilumina el sendero y la sabiduría.
Al aspirante, que nace con la iniciación a un tiempo y un espacio sagrados,
que sale de las tinieblas para recibir la Luz, le es enseñado a colocarse entre
estas dos columnas de la entrada, en el lugar central o medio donde se produce
el equilibrio o armonización de toda dualidad a través del eje vertical
invisible. En ese punto, entre columnas, y estando al orden, el masón se
mantiene en una actitud receptiva y es así como recibe la instrucción del grado
y le son comunicados los signos, palabras y toques que la Masonería atesora
para él; pero también es ahí, entre columnas, donde toma decisiones definitivas
para su proceso iniciático, cuyo compromiso ratificará en el Altar de los
juramentos
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